Los suelos de arcilla y grava, la altitud de sus viñedos de tempranillo y la cuidadosa elaboración dan lugar a vinos atemporales, marcados por su estructura y paso aterciopelado.
La búsqueda de nuevos caminos y la atracción por los grandes vinos blancos les llevan a las laderas de Valdeorras. Entre montes imponentes, pequeñas viñas contemplan el paso del río Sil. Es el dominio de la godello, la uva blanca que sabe cómo expresar el clima y la geología de este rincón de Galicia.
Los años de experiencia y la sensibilidad influyen tanto en la elaboración de sus cavas que difícilmente puede explicarse como si fuera una receta de cocina.
Los suelos de arcilla y grava, la altitud de sus viñedos de tempranillo y la cuidadosa elaboración dan lugar a vinos atemporales, marcados por su estructura y paso aterciopelado.